viernes, 1 de noviembre de 2013

Conociendo Tenerife

          Habiendo adquirido recientemente unas alforjas para el viaje de este año y coincidiendo con el último fin de semana de nuestras vacaciones estivales decidimos realizar una escapada a la isla vecina que no es otra que Tenerife. No es la primera vez que la visitamos pero no era motivo suficiente como para no repetir la experiencia. Después de ultimar los flecos de lo que a nuestro entender iba a ser un fin de semana romántico a lomos de nuestra preciada moto, la vestimos son sus nuevos ropajes y finalmente tras conseguir montar todo en la moto pusimos rumbo a Agaete para coger el barco que nos llevaría a Tenerife. Todo esto aderezado con unas buenas dosis de adrenalina y sudor porque sobre nosotros pendía la guillotina del reloj que no cesaba en su empeño de hacernos comprender que era él quien mandaba y no nosotros.
          Ya en el barco pude almorzar un bocadillo de chorizo rojo que me supo a gloria, por aquello de haber retrasado demasiado mi hora de comer. Debíamos descansar para hacer una ruta por el parque rural de Anaga, situado al noreste de la isla antes de llegar al hotel ubicado en el Puerto de la Cruz (personalmente el mejor lugar para alojarse en la isla).  
          Quería estrenar mi nueva cámara y mi reciente interés por documentar mis viajes, pero mi gozo en un pozo ya que al principio de la ruta me apareció lo peor que puedes esperar de la tecnología "¡¡¡Batería agotada!!!" fue entonces cuando descubrí que la reciente instalacion de una toma de mechero en la moto no me iba a ser útil para ese gadgets, no así para el movil en función GPS que era el motivo principal para su instalación.