miércoles, 12 de marzo de 2014

GRANADA

          Granada... muchos son los comentarios y recomendaciones sobre este impresionante lugar, tanto es así que mis planes eran pasar una noche en esta ciudad, pero fueron tantas las sugerencias que terminé pasando 2 con sus correspondientes días.
          Nos preparamos para salir desde Madrid el martes día 1 de octubre con todo lo necesario para los próximos días para estar de ruta hasta llegar a Huelva a coger el barco para regresar a Gran Canaria.
          Una vez llegado al hotel y disponer de aparcamiento para dejar la moto nos dispusimos a hacer frente a la intrincada maraña de calles y rincones que ofrece la ciudad de Granada.

          La ciudad ofrece al turista visitas de obligado cumplimiento como La Alhambra, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984 y que es actualmente el monumento más visitado de España, o el barrio de Albaycín, pero ni mucho menos esto es lo único que tiene para ofrecer a todo aquel que se acerca a visitarla. Cada calle del casco antiguo tiene detalles y argumentos suficientes para sorprender hasta el más exigente de los viajeros.
          ¡¡¡Parecía un niño con zapatos nuevos!!! debido a mi incipiente interés por los viajes en moto y en esta ocasión sería la primera vez que lo hacía junto a Chus, ya habíamos hecho excursiones y rutas juntos pero no un viaje como tal y me preocupaba como iba a llevar el hecho de tener que estar más de cuatro horas sobre la moto con los correspondientes descansos, pero aun así una paliza para los culos menos expertos jajaja.
          Esa misma tarde y hasta primeras horas de la noche recorrimos los alrededores del hotel y del barrio de Albaycín en su totalidad, aprovechando para disfrutar de los placeres de la ciudad tanto gastronómicos como para la vista y los sentidos en general.


   




 
          Después de varias horas llegamos a la calle Mirador de San Nicolás, ventana indiscutible desde la que fotografiar La Alhambra en todo su esplendor, donde no deja indiferente a nadie.
          Luego descendemos por una de las calles del barrio más pintoresco de granada y donde los colores crea a cada palmo una mezcla curiosamente homogénea.
           Al día siguiente teníamos programada una visita guiada a La Alhambra, hecho que recomiendo encarecidamente, porque de esa manera no solo visitas un monumento de gran interés histórico, sino que además te empapas de su historia y de algunas anécdotas curiosas, que luego puedes ampliar a través de internet.
          La Alhambra tiene encanto por sí sola, pero lo que más llama la atención es que cada rincón está lleno de tantos detalles que sería imposible describirlo por medio de palabras e incluso fotografías. La mejor opción es visitarlo y es uno de esos lugares, que sin salir de nuestras fronteras, uno debería verlas al menos una vez en la vida. Siempre valoramos más aquello que está lejos o en lugares exóticos sin pararnos a pensar y valorar lo que tenemos. 
Vista del barrio de Albaycín desde el interior de La Alhambra.
Detalle escritura Árabe en el interior del Mexuar.

Patio del Mexuar o del Cuarto Dorado.
Patio de los Arrayanes.

Torreón de Comares desde el Patio de los Arrayanes.
Detalles de una de las alcobas del Salón de Comares.

Patio de los Leones.
Patio interior del Palacio de Carlos V.
Vista de Albaycín desde La Alhambra.
          Al día siguiente y muy a nuestro pesar partimos rumbo a nuestro siguiente destino, nos vamos con la sensación de haber conocido una ciudad con gran encanto que se siente a cada paso dado por sus calles y con la firme convicción que no será la única vez que volveremos a disfrutar de su olor a jazmín.  












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